La Fabula de el zapatero y el millonario adapatada para niños

El Zapatero y el Millonario

Érase una vez, en un pequeño pueblo, vivía un humilde zapatero llamado Tomás. Tomás era conocido por su alegría y por cantar mientras trabajaba en su pequeña tienda de zapatos. No tenía mucho dinero, pero siempre estaba contento con lo que tenía.

En el mismo pueblo, vivía un millonario llamado Don Ricardo. Don Ricardo tenía una gran mansión y muchas riquezas, pero siempre estaba preocupado y nunca parecía feliz. Un día, mientras paseaba por el pueblo, escuchó a Tomás cantar alegremente mientras trabajaba.

Intrigado por la felicidad del zapatero, Don Ricardo decidió hablar con él. "Tomás," dijo el millonario, "pareces muy feliz a pesar de no tener muchas riquezas. ¿Cuál es tu secreto?"

Tomás respondió: "Mi secreto es disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y no preocuparme por lo que no tengo. Trabajo duro, pero siempre encuentro tiempo para cantar y ser feliz."

Don Ricardo pensó que si Tomás tenía más dinero, sería aún más feliz. Así que decidió darle una bolsa llena de monedas de oro. "Aquí tienes, Tomás. Toma este dinero y úsalo para mejorar tu vida," dijo el millonario.

Tomás, sorprendido y agradecido, aceptó el dinero. Al principio, estaba emocionado y pensó en todas las cosas que podría comprar. Pero pronto, comenzó a preocuparse por cómo cuidar su nueva fortuna. Dejó de cantar y de disfrutar de su trabajo, y su alegría desapareció.

Después de unos días, Tomás fue a ver a Don Ricardo y le devolvió la bolsa de monedas. "Gracias por tu generosidad, Don Ricardo, pero he aprendido que la verdadera felicidad no está en el dinero. Prefiero vivir modestamente y seguir siendo feliz como antes."

Don Ricardo, sorprendido por la sabiduría del zapatero, reflexionó sobre su propia vida. Se dio cuenta de que, a pesar de todas sus riquezas, no había encontrado la verdadera felicidad.

La fábula de "El Zapatero y el Millonario" nos enseña que la felicidad no se compra con dinero. La verdadera alegría proviene de disfrutar de las pequeñas cosas y estar contentos con lo que tenemos.

Desde ese día, Tomás volvió a cantar y a disfrutar de su trabajo, y Don Ricardo comenzó a buscar la felicidad en las cosas simples de la vida, aprendiendo a valorar lo que realmente importa.

— Fábula adaptada