Cuento de panfilo recibe una leccion

Pánfilo recibe una lección

Érase una vez, en un pequeño pueblo, vivía un joven llamado Pánfilo. Pánfilo era conocido por ser muy perezoso y siempre buscaba la manera más fácil de hacer las cosas, aunque no siempre fueran las mejores decisiones.

Un día, mientras caminaba por el mercado, vio a un hombre vendiendo semillas mágicas. El vendedor le dijo: "Estas semillas pueden hacer crecer árboles de dinero en tu jardín. Solo necesitas plantarlas y cuidarlas bien."

Pánfilo, entusiasmado por la idea de obtener dinero fácil, compró las semillas y corrió a casa para plantarlas. Sin embargo, en lugar de cuidar las semillas como se le había indicado, Pánfilo decidió que no necesitaba esforzarse. Las dejó en el jardín sin agua ni cuidados.

Pasaron los días y las semanas, pero nada crecía en el jardín de Pánfilo. Frustrado, fue a ver al vendedor para reclamarle. "Tus semillas no funcionan," dijo Pánfilo enojado.

El vendedor, con calma, le respondió: "Las semillas son mágicas, pero también necesitan de tu esfuerzo y cuidado. No basta con plantarlas, debes regarlas, protegerlas y darles amor para que crezcan."

Pánfilo se dio cuenta de que había sido perezoso y decidió intentarlo de nuevo. Volvió a plantar las semillas, pero esta vez las cuidó con dedicación. Las regaba todos los días, las protegía de las plagas y se aseguraba de que tuvieran suficiente sol.

Poco a poco, las semillas comenzaron a brotar y crecieron en hermosos árboles que daban frutos dorados. Pánfilo descubrió que esos frutos no eran monedas, pero eran deliciosos y muy apreciados en el mercado. Los vendió y obtuvo un buen dinero, más del que habría imaginado.

Pánfilo aprendió una valiosa lección: el verdadero éxito no viene de la magia ni de los atajos, sino del esfuerzo y la dedicación. Desde ese día, se convirtió en un joven trabajador y responsable, y vivió una vida plena y feliz.

— Cuento adaptado