Cuento de la luciernaga que no queria volar

La Luciérnaga que No Quería Volar

Érase una vez, en un rincón oscuro del bosque, vivía una pequeña luciérnaga llamada Luz. Luz tenía un brillo especial que iluminaba las noches más oscuras, pero había un problema: Luz no quería volar.

A diferencia de sus amigos, que volaban alegremente cada noche, Luz prefería quedarse en el suelo, entre las hojas y las ramas. Temía volar y caerse, y pensaba que era más seguro quedarse en el suelo.

Una noche, mientras sus amigos luciérnagas iluminaban el cielo con su danza brillante, Luz se quedó sola en el suelo, sintiéndose triste. De repente, un anciano búho llamado Oli se posó cerca de ella y le preguntó: "¿Por qué no vuelas con tus amigos, pequeña luciérnaga?"

Luz suspiró y respondió: "Tengo miedo de volar, Oli. ¿Y si me caigo? ¿Y si no soy tan buena como los demás?"

Oli, con su voz suave y sabia, le dijo: "Todos tenemos miedo alguna vez, Luz. Pero si nunca intentas volar, nunca sabrás lo que puedes lograr. Tienes una luz especial que ilumina la noche. No la desperdicies quedándote en el suelo."

Animada por las palabras del búho, Luz decidió intentarlo. Con mucho cuidado, desplegó sus pequeñas alas y comenzó a batirlas. Al principio, fue difícil, pero poco a poco, Luz se elevó en el aire.

Sus amigos luciérnagas, al verla volar, la rodearon y juntos iluminaron el bosque con un brillo aún mayor. Luz se dio cuenta de que volar no era tan aterrador como pensaba y que, con sus amigos a su lado, todo era posible.

La fábula de "La Luciérnaga que No Quería Volar" nos enseña que el miedo no debe impedirnos intentar cosas nuevas. Con valentía y el apoyo de amigos, podemos superar nuestros temores y descubrir nuestras verdaderas capacidades.

Desde esa noche, Luz voló con sus amigos, iluminando el cielo y sintiéndose más feliz y segura de sí misma que nunca antes.

— Cuento adaptado