Cuento de garbancito

Garbancito, el Niño Pequeño

Érase una vez, en una pequeña aldea, vivía un niño diminuto llamado Garbancito. Aunque era tan pequeño como un garbanzo, Garbancito tenía un corazón grande y valiente. Sus padres lo amaban mucho y siempre lo protegían, pero Garbancito quería demostrar que, a pesar de su tamaño, podía ser muy útil.

Un día, su madre le pidió que fuera al molino a llevar un saco de trigo para molerlo y convertirlo en harina. Garbancito, emocionado por la oportunidad de ayudar, aceptó la tarea. Se puso su gorro rojo, cogió el saco de trigo, y partió hacia el molino, cantando alegremente: "¡Pachín, pachín, pachán, cuidado con lo que haces, Garbancito va por ahí!"

Mientras caminaba, Garbancito se encontró con un grupo de niños que se burlaban de él por su tamaño. "¡Míralo! ¡Es tan pequeño como un garbanzo!" decían. Pero Garbancito, en lugar de enfadarse, les sonrió y siguió su camino, sabiendo que su tamaño no importaba cuando tenía un gran corazón.

Al llegar al molino, Garbancito entregó el saco de trigo al molinero, quien quedó sorprendido por la valentía y determinación del niño. "Eres un niño valiente, Garbancito," dijo el molinero. "Te haré un favor en agradecimiento por tu ayuda." Y así, el molinero convirtió el trigo en harina rápidamente.

Con la harina en sus manos, Garbancito emprendió el camino de regreso a casa. Pero de repente, una tormenta se desató y Garbancito buscó refugio bajo una hoja grande. La tormenta era tan fuerte que levantó la hoja y Garbancito fue arrastrado por el viento.

Después de la tormenta, Garbancito se encontró en una tierra desconocida. Sin miedo, decidió explorar el lugar y buscar el camino de regreso a su aldea. Mientras caminaba, ayudó a varios animales que estaban en problemas: un pájaro con un ala rota, una tortuga atrapada en una trampa y un conejo que había perdido su madriguera.

Los animales, agradecidos, decidieron ayudar a Garbancito a encontrar el camino de regreso a casa. El pájaro voló alto y divisó la aldea desde el cielo, la tortuga le mostró un atajo seguro y el conejo le dio zanahorias para el viaje.

Con la ayuda de sus nuevos amigos, Garbancito finalmente regresó a su aldea sano y salvo. Su madre, al verlo llegar, lo abrazó con lágrimas de alegría. "¡Garbancito, eres el niño más valiente y generoso que conozco!"

La fábula de "Garbancito, el Niño Pequeño" nos enseña que el tamaño no importa cuando se tiene un gran corazón y valentía. Garbancito, con su bondad y coraje, demostró que todos podemos ser héroes, sin importar nuestra estatura.

Desde ese día, Garbancito fue aún más querido por todos en la aldea, y sus aventuras se convirtieron en leyendas que inspiraban a otros a ser valientes y ayudar a los demás.

— Cuento adaptado