Blanca Nieves y los Siete Enanitos
La Mágica Aventura de Blancanieves y los Siete Enanitos
Érase una vez, en un reino tan mágico que hasta las mariposas contaban chistes, vivía una princesa llamada Blancanieves. Era tan dulce que las flores se inclinaban a su paso para saludarla.
Pero había alguien que no estaba nada contenta con Blancanieves: su madrastra, la reina. Era tan presumida que usaba la corona como diadema para ir a dormir.
La reina tenía un espejo mágico que además de reflejar, ¡hablaba! Cada día le preguntaba:
"Espejito, espejito, no seas malito, dime quién es la más guapa de este reinito."
Y el espejo, que era un bromista, respondía: "Tú eres guapa, oh reina mía, pero Blancanieves te gana en simpatía."
La reina se puso tan verde de envidia que parecía un brócoli con corona. Ordenó a un cazador que llevara a Blancanieves al bosque y... ¡la dejara allí! Pero el cazador, que tenía un corazón de oro, le dijo a Blancanieves:
"¡Corre, princesa! Busca un lugar seguro donde vivir. Y si encuentras un karaoke en el bosque, ¡mejor!"
Blancanieves corrió tanto que casi gana una maratón. Al anochecer, encontró una casita tan pequeña que parecía de juguete. Dentro había siete camitas, siete platitos, y siete todo. "¿Será la casa de los Siete Enanitos o de los Siete Mosqueteros?" se preguntó.
Cansada, se quedó dormida en una de las camitas. Cuando los dueños llegaron, ¡sorpresa! Eran siete enanitos mineros que cantaban "Ayyy-ho" mientras trabajaban.
Al ver a Blancanieves, los enanitos exclamaron: "¡Una princesa en nuestra casa! ¿Sabrá cocinar pizza?"
Blancanieves les contó su historia y los enanitos, conmovidos, le dijeron: "Puedes quedarte si nos ayudas con las tareas de la casa y nos enseñas a bailar el Cha-cha-chá."
Mientras tanto, la reina malvada descubrió que Blancanieves seguía viva. Furiosa, preparó una manzana tan envenenada que hasta las lombrices le tenían miedo.
Disfrazada de viejita (con una nariz postiza incluida), la reina fue a la casita y le ofreció la manzana a Blancanieves. "Toma, querida, una manzana al día aleja a la bruja malvada... ¡ups!"
Blancanieves, que era más buena que el pan con nutella, mordió la manzana y cayó en un sueño profundo. Los enanitos, muy tristes, la pusieron en una urna de cristal en medio del bosque.
Un día, un príncipe que pasaba por allí (buscando WiFi en el bosque), vio a Blancanieves y quedó maravillado. Le dio un beso en la mejilla y... ¡puf! El hechizo se rompió.
Blancanieves despertó y dijo: "¡Vaya siesta! ¿Me he perdido el desayuno?"
El príncipe y Blancanieves se casaron en una fiesta donde los enanitos fueron los DJ's. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... ¡pero la fiesta sigue en el bosque encantado!
"Y la moraleja es: sé siempre amable y bondadoso, y algún día podrás dormir todo lo que quieras en una urna de cristal... ¡Es broma! La verdadera moraleja es que la bondad y la amistad siempre triunfan sobre la envidia."
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